María, 14 de septiembre, 2016

#ePaternidad o cómo proteger a tu hij@ en Internet

Dime quién eres…

  • Puede que hayas instalado en casa un software de control parental que te ayuda a revisar el historial de navegación por internet de tus hij@s.
  • Puede que hayas instalado en el smartphone o en la tablet de tu iKid una aplicación de control parental, de entre todas las disponibles para monitorizar la actividad.
  • Puede que no hagas ninguna de estas dos cosas y estés convencido de que tu hij@ sabe lo que hace y tiene que aprender probando.
  • Puede que le tengas prohibida toda conexión en casa (porque, eso sí, en el colegio o en casa de amig@s no lo puedes controlar).
  • Puede que le acabes de regalar su primer dispositivo propio o puede que use tu iPad y quieras establecer un acuerdo de uso.
  • Puede que pienses que no necesitas preocuparte porque tu iKid es muy pequeño y sólo ve videos en YouTube o juega con aplicaciones para dibujar o aprender a leer o perseguir marcianos.
  • Puede que sientas que llegas tarde porque tu adolescente sabe de todo esto mucho más que tú (esto último es mentira, no sabe más que tú; tú sabes más de casi todo).
  • Puede que seas un usuario activo de la tecnología (por trabajo, por afición) y un convencido de que tus iKids deben aprender a usarla bien.

Da igual. Nada de esto es suficiente o útil por sí solo.

En cualquiera de todos los casos anteriores, si quieres poder ayudarles cuando surja un problema -porque evitar del todo los problemas es una utopía- y si quieres que aprenda a usar bien tanto aparato, tanta red, tanta conexión, empieza ya a hacer esto:

1. Piensa en cómo usas tú la red.

¿Compartes todo en redes sociales y ellos podrían echártelo en cara? ¿No tienes apenas actividad y ellos podrían pensar que no sabes nada? ¿Ves mucho la tele? ¿Vas siempre pegado al móvil? ¿Aprovechas cualquier ocasión para renegar de móviles y tablets y los demonizas delante de tus hijo@s?

– Si eres de los tecnófilos o tecno-dependientes, rebaja tu conexión para dar buen ejemplo (es como lo de intentar no decir tacos o comer fruta o leer, ni más ni menos).

– Si eres de los tecnófobos o temerosos de todos los peligros, asume que tus hijos van a vivir en red sí o sí. O eres tú quien los va guiando o lo harán otros.

2. Piensa en el perfil tecnológico de tu familia.

Cada familia es un mundo, así que analiza en primer lugar cómo entendéis la tecnología en familia, para tomar decisiones coherentes. ¿Somos techies? ¿Somos muy 1.0? ¿Cómo queremos que sean los iKid?

– Ejemplo: «Ver la tele» a secas puede pasar a ser «ver videos de YouTube en familia» para enseñarles a buscar y elegir qué videos ver.

3. Comparte unas normas claras que todos podáis cumplir.

Aunque creo en la igualdad, también creo en la autoridad, así que los padres debemos en principio cumplir con las normas pero también podemos saltárnoslas de vez en cuando si es necesario.

– Estas normas tendrán que ver con el dónde (no móviles en la mesa, por ejemplo, ni en la mesilla de noche a la hora de dormir; no videojuegos en la habitación), con el cuándo (no por las noches, no mientras cenamos, videojuegos sólo en fin de semana…)

– Identifica zonas de la casa que puedan estar libres de tecnología (en ellas, nadie podrá usar dispositivos).

– Intenta que los niños no tengan la tecnología demasiado a mano conforme crecen (que te la tengan que pedir).

Cuando los niños son pequeños, haz con ellos un cartel con colores para las normas. Así te evitarás muchas discusiones sobre qué pueden hacer, cuándo y dónde con un móvil, una tablet, una tele, un videojuego o lo que sea.

– Cuando van creciendo, amplía esas normas y explícales por qué lo haces. Avísales de que puedes hacer revisión de sus historiales de navegación (si ya navegan por Internet) o de las apps que utilizan.

4.  ePaternidad: tú educas a tus nativos digitales.

Esto significa que los padres van definiendo en qué momento sus hijos ganan en autonomía o en capacidad para hacer cosas por sí solos. Igual que con los cuchillos.

  • En relación con su capacidad para hacer cosas solos: fomenta que sean autónomos y aprendan a hacer las cosas, pero que no sean independientes del todo. Retrasa al máximo el momento en el que ellos puedan descargarse aplicaciones; mejor que tengan que solicitar tu permiso, porque es la puerta a poder conversar sobre qué quieren y para qué. Retrasa también la posibilidad de que puedan hacer compras online.
  • En cuanto al tipo de uso que hagan de la tecnología, explícales la diferencia entre solo mirar y hacer algo más, para que pasen del consumo pasivo al activo. No es lo mismo «tiempo de pantalla» solo viendo la tele o consultando el muro de Instagram o compartiendo snaps o enganchados a la consola que «tiempo de pantalla» haciendo deberes, inventando un blog, componiendo una canción en formato electrónico o jugando a leer y dibujar.

5. Familiarízate con su mundo.

Imagínate a ti con 8, 12 ó 16 años en un mundo como el de hoy. Busca la empatía y aprende sobre las redes, las apps o las webs que les gustan. ¿Cómo es tener 13 años hoy? ¿Qué quieren cuando piden estar en redes sociales? ¿Cómo usan la tecnología a los 6?

6. Habla con ellos.

Habla con ellos sin cesar sobre todo lo digital. Aunque tú no sepas mucho, aunque seas un freak, aunque no tengas perfiles sociales o aunque seas youtubber de profesión. Nada debe impedir que hables con ellos sobre cómo comportarse en Internet, y tú eres quien mejor les puede enseñar.

– Habla sobre anonimato y contraseñas. Sobre privacidad y sexting. Sobre respeto y cíber-acoso. Busca un lenguaje que a ti te resulte conocido para hablar con ellos sobre lo digital. Saca el tema sea como sea, tengan la edad que tengan, poco a poco, desde pronto. Diles que estás ahí si alguien les causa algún problema online.

***

Para terminar, ten en cuenta que:

Siempre existe la opción de bloquear contenidos adultos o páginas web inapropiadas sin tener que instalar software o apps. Lo puedes hacer en el propio dispositivo y también en sites de uso frecuente como Google o YouTube.

Si les mantienes ocupados, tendrán menos tiempo para engancharse a una pantalla. Con esto no quiero decir que elijáis 33 extra-escolares (programación entre ellas, incluso), sino que intentéis hacer planes con ellos (sí, digo lo mismo que dicen decenas de madres de la blogosfera) y ser una familia tecnológicamente saludable.

La tecnología es positiva para los niños y para los adolescentes. Si se usa bien, es buena. No tiene que ser enemiga de la paternidad ni de la comunicación en familia a la hora de la cena. No fríe cerebros ni separa generaciones. Somos los usuarios los que hacemos las cosas bien o mal. Nosotros somos la web.

Bss,

M.

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