María, 10 de julio, 2017

Tus iKids, Instagram, ‘Insta’ y ‘Finsta’

Que a los iKids les gusta Instagram ya lo sabemos; de hecho es, hoy por hoy, la favorita de los jóvenes. No tienen demasiado interés (todavía) por estar en Facebook -aunque total, si están en Instagram, Zuckerberg ya los tiene controlados-. Y gracias a las Historias, los directos, los mensajes y las distintas actualizaciones, Instagram gana también terreno a Snapchat.

En muchos de mis talleres con padres de familia me preguntan qué hacer si descubres que tu hijo tiene una vida online que desconoces, si tiene cuentas en redes sociales sin que tú lo hayas sabido o si te enteras de que te oculta cosas que sí comparte con amigos por Internet. La respuesta no es sencilla, porque cada niño es un mundo y cada familia también; no hay una manera correcta o incorrecta de reaccionar. Lo ideal es acompañar a tus iKids en su vida conectada desde que la inicien, pero sin duda y especialmente a partir de cierta edad, querrán vivir experiencias sin contártelas.

Puede que tus iKids tengan cuenta en Instagram o puede que lleven meses pidiendo permiso para abrirse un perfil (la edad mínima requerida es de 13-14 años). Puede también que no te digan nada y ya estén compartiendo fotos y videos desde una cuenta que no sabes que existe (para esto, lo mejor es que seas tú quien pueda descargarse las apps, no ellos). Y puede que tengan una cuenta que sí tienes en tu radar y también una cuenta adicional de la que no tienes noticias. Esto último recibe el nombre de «finsta«.

Insta y Finsta

Para los adolescentes, Instagram es, junto a WhatsApp, la vía fundamental para compartir (con amigos, compañeros de clase, conocidos y amigos de amigos) mensajes, videos y fotos de su vida diaria. Cada foto de su Insta es cuidadosamente elegida para ser atractiva y, en muchas ocasiones, los comentarios son lapidarios («la vida se vive viviendo a tope y yo la vivo a morir…») o entrañables («mi mejor amiga, la persona en la que más confío, mi BFF…»). La popularidad se mide a ritmo de likes y seguidores, de emoticonos en el caso de las chicas y de planes molones en el caso de los chicos. A las fotos de estos perfiles se añaden las Historias, que son esa opción de Instagram en la que puedes compartir fotos o videos -incluso añadiendo texto y emojis- que al cabo del tiempo «desaparecen». Estas historias -que pueden ser normales o en directo o con efecto boomerang o con videos al revés…- son de todo tipo: instantáneas de planes, mensajes solidarios, juegos de popularidad, mensajes a un usuario único pero que se muestran para que todos los demás lo veamos…

En fin, esto es fundamentalmente lo que los iKids hacen en Instagram, aunque algunos aprovechan para tener perfiles creativos en los que comparten algo más que selfies, fotos de amigos y planes; aprovechan para mostrar su talento o publicar fotos originales.

A las cuentas «oficiales» (a veces públicas, casi siempre privadas y en muchos casos con centenares de seguidores), algunos adolescentes incorporan una segunda cuenta, el perfil Finsta, en el que aceptan a menos seguidores, comparten fotos o videos sólo con amigos cercanos  y muestran una cara del iKid menos «retocada». Finsta es la abreviatura de Fake Instagram (falso Instagram) y su uso ha ido ganando terreno en los últimos meses, después de que la red social permitiera a sus usuarios gestionar distintos perfiles desde una única cuenta. Antes era necesario crear distintas cuentas, pero ahora sólo tienes que decidir desde qué perfil quieres publicar (cada uno asociado a un email, un nombre y una bio). Haciendo click sobre cada uno de esos perfiles, tu iKid puede elegir entre su insta o su finsta.

Tener un finsta puede servir para sentirse libres o para esconder cosas. En el primer caso, hay que tener en cuenta que las redes sociales son algo así como un escenario desde el que mostrarse al mundo. No suele haber planes aburridos ni selfies poco favorecedores. Todo es pluscuamperfecto. Con sus finstas, los iKids escapan del concurso de popularidad y la comparación social. Sin esa presión, terminan publicando lo improvisado-espontáneo-libre de juicios en la cuenta secundaria. En el segundo caso, los adolescentes recurren a sus cuentas secundarias, más controladas, para ocultar actividades, planes o contactos. En ambos casos, lo mejor es hablar con ellos…

Hablando sobre Insta y Finsta con tu iKid

Tenga o no tenga tu iKid un Finsta, si lo que tiene es Insta ya puedes empezar a hablar y recordarle que:

  • las historias y directos no son invisibles; un seguidor puede hacer pantallazo y guardarlo (o compartirlo).
  • la vida real no es siempre maravillosa, así que no pasa nada por mostrarse tal y como uno es, sin postureo permanente. Y mejor no creerse que los demás viven siempre tan felices como enseñan en su perfil…
  • hay muchas maneras de contarse, de compartir lo mejor de ti; no hace falta hacer lo que hacen todos y publicar el tipo de fotos o videos que publican todos.
  • tener más seguidores no te hace más guay en el mundo real. Parece que sí, pero no. Tener mas seguidores te hace tener más seguidores. Punto. Mejor ir poco y dejarse seguir por gente que realmente te interesa (que luego se nos olvida quién nos ve).
  • no hace falta comentarlo todo en las fotos que publican aquellos a quienes sigues. O al menos, piensa dos veces antes de comentar.
  • hay muchas cosas que puedes decir en mensajes privados y directos, ¿no?

Los finstas pueden ser un respiro ante tanta presión social establecida en Instagram (aunque recordemos que el niño popular en el patio será popular en Instagram, el bestia en el patio lo será en Instagram, el tímido en el patio lo será en Instagram y el que está experimentando y en pleno proceso de cambio en el patio lo será en Instagram). Pero es mucho mejor acompañar a tu iKid en la creación de una cuenta principal en Instagram, sin que necesite un perfil extra en el que ser un@ mism@ u ocultar cosas. El éxito de las cuentas finsta pasa por la necesidad de los iKids (especialmente las chicas) de escapar del escrutinio, por eso tan importante que aprendan a liberarse del temor a lo que los demás opinen.

Más sobre Instagram en el blog:

Yes, we can 😉

Besos,

M.

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