María, 16 de noviembre, 2017

7 aspectos en los que la tecnología ha cambiado la infancia

La tecnología ha revolucionado nuestra forma de aprender, informarnos, comprar, viajar, leer, relacionarnos, crear. Ha cambiado incluso el hecho de ser padres, porque a la dificultad de educar de siempre se añaden las capas de la inmediatez, la amplificación, el desconocimiento o la globalidad que lo digital incorpora a la vida de nuestros hijos. Lo que Internet (la red, la conectividad, el mundo de inventos creados a partir de la revolución digital) permite a nuestros iKids ha cambiado también su formar de jugar, aprender, hacer amigos, encontrar información, potenciar sus aficiones, desarrollarse, expresarse, estudiar, ocultar secretos…

¿Es esto siempre malo o siempre bueno? Hoy reflexiono sobre aspectos en los que la infancia y adolescencia de nuestros iKids es distinta a la nuestra debido a la tecnología y trato de erradicar el pensamiento de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, porque no siempre fue mejor. Pero desde luego es distinto, tan distinto que merece la pena pararse y reflexionar sobre cómo juegan, cómo hacen amigos, cómo desarrollan su individualidad mientras crecen en grupo, cómo se expresan, cómo viven en sociedad, qué creen y cómo entienden su mundo. Así que repaso 7 aspectos en los que la tecnología ha cambiado la infancia y adolescencia.

1. Una nueva forma de jugar

ANTES: quizá antes “jugar” significaba estar en la calle con otros niños dándole a una pelota o a un cochecito. O significaba coger una de tus muñecas y vestirla para que jugara con otras muñecas. Jugar significaba hacer cocinitas, puzzles, dibujos, montajes y construcciones… Jugar era hacer deporte y mover canicas o tirar yo-yos. Y qué tiempos aquéllos… Jugar era un proceso en el que los niños se implicaban física, mental, emocional y creativamente. Se producía un causa-efecto que les ayudaba a aprender y, si el juego era con otros niños, entonces se fomentaban las relaciones humanas.

AHORA: son muchos los que dicen que nuestros iKids ahora ya no juegan “de verdad”, porque están “todo el día pegados a una pantalla”. Y es verdad que ves mucho de eso. Pero yo sigo viendo niños en el parque. Sigo viendo estanterías llenas de juguetes de los de siempre, que se siguen vendiendo. Sigo a madres en redes sociales que fomentan el juego creativo y huyen de las pantallas. Veo niños en museos. Veo niños en clase de pintura y teatro. Veo niños en el patio del colegio, jugando. Me relaciono con padres que hacen de taxista cada fin de semana porque todos sus hijos están apuntados a algún deporte individual o de equipo.

Los iKids de hoy -desde pequeñajos que tienen juguetes apoyados en el concepto tecnológico hasta adolescentes) juegan a todo eso que ya se hacía antes y además les molan videojuegos, apps, videos y recursos digitales varios. Siguen a youtubers pero también juegan al fútbol. Incluso pueden aprender a programar. Y sus hábitos en cuanto a tiempo de pantalla dependen de ti.


2. Una nueva forma de hacer amigos

ANTES: tenías los amigos del cole, el barrio, la comunidad de vecinos, el pueblo, el campamento o la extraescolar de turno. Poco más. Hacías amigos como podías y si no se te daba muy bien lo de socializar tenías 2 ó 3 en lugar de 7. Eras de los populares o no. Ya había problemas en el patio y los evitabas como podías (y se acababan con la jornada escolar). No era común hablar todas las tardes por teléfono con tus amig@s. Cuando se empezaba a salir, se quedaba a una hora y se esperaba. Cuando se pedía salir a una chica se hacía cara a cara (chicos valientes!) y cada vez que querías hablar con ella rezabas para que su padre no cogiera el teléfono.

AHORA: a veces tenemos hijos populares y carismáticos. A veces no. En todo caso, cuando los iKids incorporan el plano digital a sus relaciones (correo electrónico, sms, mensajería instantánea, redes sociales), normalmente esas relaciones reproducen la vida real. Así que si tu iKid no es la más popular, no será la que tenga más followers de su entorno o los tendrá pero le dejarán de seguir. Y esto les afecta. Y si tu iKid es el más popular y todos le siguen y todos se permiten opinar sobre él, esto le afecta. El estatus de los iKids de hoy se mide mucho en términos de “cuántos te siguen” o «qué tipo de fotos cuelgas» o «en cuántos grupos y chats estás». Además, ahora cualquiera es “amigo”, porque sólo hace falta dar a “seguir” o “añadir contacto”. Y sin embargo no todo vale, no todos son amigos. Hay seguidores que sólo buscan mirar; hay seguidores que buscan cotillear; y hay seguidores que buscan hacer daño (o peor). Y finalmente, empezar a gustar y ser gustado puede darse (y se da) vía mensaje, sin tener que coger el toro por los cuernos para decirse mutuamente «me gustas». Se pide salir y se rompe por escrito. Se pierde a veces el respeto por el otro al compartir según qué fotos.

La parte positiva de la tecnología y el “hacer amigos” es indudable. Conoces a gente nueva en campamentos de otros lugares y puedes mantener un contacto casi inmediato a través de mensajes o video-llamadas. Tu mejor amiga cambia de ciudad y puedes también mantener la amistad. Un chico al que le cuesta horrores expresarse puede llamar la atención de una chica porque comparte fotos creativas y su don de palabra en redes sociales o mensaje supera al carisma del guapete del grupo. Una chica que no quiere cumplir con todos los estereotipos que ve a su alrededor puede buscar inspiración en ejemplos no cercanos.


3. Una nueva forma de crecer en grupo

ANTES: gustabas si gustabas, transformarse no era fácil. Tu relación con el grupo cambiaba de forma lenta. Las relaciones con el sexo contrario tardaban más en llegar y, si trascendían, era con rumores o comentarios. Los famosos a los que seguías estaban en las portadas de revistas que casi siempre eran políticamente correctas. Las otras revistas no te las dejaban tener en la mesilla de noche. No hablabas con tus amigos a las 2 de la madrugada. ¿Y tu relación con los adultos? Pues con respeto, de usted, tratando de ser educado (aunque perdonadme, pero esa visión es muy edulcorada; estoy segura de que en todas las generaciones pasadas ha habido miles de iKids ignorantes, irrespetuosos, mal educados, faltos de toda etiqueta social, etc, etc.).

AHORA: se sigue buscando ser popular y la vía para conseguirlo es más amplia que nunca. El acceso a los famosos -da igual qué famoso- es más fácil y el ejemplo que estos dan no siempre es “ideal”. Los selfies, las poses sugerentes, los videos provocativos, los besos. Las chicas entienden que con estas cosas gustan más (no me extraña con tanta Kardashian flotando por ahí). El sexo fácil, la chica como adorno, el hombre malote… Los chicos ven que ellos mandan en la relación (los videos musicales venden más si al cantante lo rodean tres chicas en bikini, en esto no hemos cambiado tanto desde las «mama chicho»). ¿Y la buena educación? Algunos modales se pierden, pero no tanto por la tecnología como por la (falta de) educación. Como siempre, hay de todo. Eso sí, hay un aspecto de la «buena educación» de hoy que pasa por levantar los ojos del móvil y con esto sí que tenemos un problema. Los iKids están distraídos por las pantallas y hay que insistir para que cuando están con gente, estén con gente.

No podemos cambiar los tiempos en los que crecen nuestros hijos, pero sí podemos tratar de entender estos tiempos (más inmediatos, que valoran lo breve, lo que se ve, lo del momento). Hay iKids mal educados y bien educados, pero sobre todo lo que son es rebeldes a la orden y reacios a la norma, que para eso son niños y adolescentes (como toda la vida). Necesitan la guía de los adultos que los rodean.


4. Una nueva forma de expresarse 

ANTES: hablando, escribiendo cartas o un diario, llamando por teléfono (cuando te dejaban usarlo), haciendo fotos con cámaras que tenían un carrete que tenías que llevar a una tienda para después esperar a tener las fotos. Dibujando, cantando, bailando… (para los que estuvieran delante de ti o para los que se reunieran a ver el video casero que habían grabado tus padres). Poca más oportunidad teníamos de pequeños para compartir nuestros talentos, sentimientos o pensamientos. Algunos escribían o componían o pintaban… pero el alcance de estas creaciones era limitado en la mayoría de los casos.

AHORA: TQM. LOL. PLS. Estos son cuatro ejemplos muy, muy básicos de abreviaturas / siglas utilizadas en mensajes. A ellos se añaden decenas de grupos de letras (algunos importados del inglés, otros adaptados a cada grupo) y por supuesto los emoticonos, las palabras no terminadas… Es el lenguaje de las nuevas generaciones. Los mayores hemos dejado de llamarnos y recurrimos más y más a los mensajes, así que no podemos esperar algo muy distinto de los iKids. Se comunican como pueden. El mensaje es el rey. Y el príncipe es el video. La princesa la foto. Vuelan los videos y vuelan las fotos entre dispositivos. Todo el día están compartiendo contenidos en redes, apps, mensajes, mails. Pueden captar cualquier momento, en cualquier sitio, con cualquier fin.

Los  iKids se comunican entre ellos vía tecnología pero también se expresan al mundo gracias al entorno digital. Se graban tocando un instrumento o haciendo un baile o abriendo un canal en YouTube. Encuentran una academia en la que aprender sobre cine o buscan información sobre coreografías y trucos para avanzar en el último juego de la Play. En cuanto a la expresión no literal sino conceptual, la tecnología les permite contar su historia de una forma nueva, sobre todo si no son los iKids más sociables o parlanchines del mundo. Pueden contarse al mundo en sus fotos o posts; pueden aprender programación y crear cosas diferentes. Pueden hacer su propio blog. Los iKids expresan sus inquietudes y hay que saber acompañarles para que lo hagan de la forma más segura posible.


5. Una nueva forma de vivir en sociedad: anonimato vs fama, privado vs público

ANTES: era complicado hacerse famoso y había un solo tipo de «famoso» (que por su trabajo o condición social salía en los papeles). Para alcanzar ese «éxito» social había que «tener mucha suerte y esforzarse mucho».  Normalmente, esos famosos estaban sometidos al escrutinio público, pero el resto de los mortales éramos desconocidos. Y no existía la posibilidad de grabar a cualquiera y después hacerle llegar al mundo esa grabación. Nuestro espectro de influencia se reducía a la gente que conocíamos. Además, antes no te planteabas eso de la privacidad mientras crecías. Vale, no hablabas con desconocidos ni le dabas tus llaves a cualquiera por la calle, pero la privacidad no era un “concepto de riesgo”.

AHORA: nuestros iKids, sobre todo cuando se inician en redes sociales, comparten videos y fotos sin cesar. Y puede que en el cualquier momento uno de esos contenidos se haga viral. Y se acabó el anonimato. ¿O cómo creéis que se han fabricado los youtubers y los popus? Pues publicando y compartiendo hasta la saciedad. Otros limites que también se hacen más difusos son los de la privacidad “de otros”; nuestros hijos comparten fotos y videos en los que salen otras personas a las que normalmente nadie pide permiso para aparecer (por no hablar de peleas grabadas y relaciones sexuales grabadas). Con la globalización digital, tu adolescente dice que si le miras el móvil es espiar, pero sin embargo no le preocupan los ajustes y las condiciones de redes sociales y apps que reconocen no respetar su privacidad. Lo que hacen los iKids es compartir su privacidad con el mundo entero; porque dicen que su cuenta es privada pero se dejan seguir por 400 personas (imposible que conozcan a todas).

Los iKids de hoy sí tienen conciencia social y asumen su papel en la posibilidad de cambiar el mundo. En esto son más colaborativos que nosotros. Saben que a golpe de click pueden hacer cosas. Es posible educar para que trasciendan esa idea de «famoseo» e «influencer» y saquen lo mejor de la vida en línea. Saben también, porque los medios se encargan de ello, que eso del acoso está mal y que no se «debe» compartir la imagen de otros sin su consentimiento. Lo saben, pero necesitan crecer para entenderlo.


6. Una nueva forma de creer

ANTES: cuando los adultos de ahora éramos pequeños, la verdad estaba en tus padres y el resto de “mayores” cercanos, en los profesores y en los limitados medios de comunicación a los que podías acceder (libros incluidos). Los demás te juzgaban por lo que hacías o por lo que algún otro contaba de ti.

AHORA: en Internet todos podemos tener voz. Cualquiera puede convertirse en experto en algo y proclamarse fuente de información para los demás, iKids incluidos. Porque en la red es muy fácil buscar pero mucho más difícil elegir con qué te quedas y diferenciar dónde te dicen la verdad. En el mundo de hoy, las fuentes de antaño se mantienen (con mayor o menor carga de credibilidad), pero se añaden los millones de opciones que da Internet. Además, a la forma de creer en lo que dicen los demás se añade el hacer creer a los demás lo que tú cuentas sobre ti mismo. En redes sociales, tendemos a mostrar lo mejor de nosotros mismos. En el caso de los iKids, se fijan muchísimo en los planes de sus amigos y se quieren enseñar a sí mismos haciendo cosas divertidas, atractivas, chulas. Los iKids quieren compartir fotos o videos que molen para que haya más likes y para que su popularidad crezca, porque siempre hay alguien mirando.

En este mundo de niños y tecnología, es fundamental inculcar una relación saludable con las pantallas. Desde que son pequeños, ayudándoles a que diferencien los tipos de uso y fomentando una vida conectada que tenga que ver con el juego real y con sus aficiones. Y cuando son más mayores, ayudándoles a que entiendan que no todo lo que ven online es cierto y que no da igual cómo se muestren o expresen en Internet.


7. Una nueva forma de vivir el mundo

No voy a entrar en comentar el «antes», porque el mundo de hoy ya no es posible vivirlo con la forma de «antes». No podemos esperar que nuestros hijos sean iguales a nosotros de pequeños. Y sin embargo, nos recuerdan a todas horas que nuestros hijos ya no hacen deporte ni salen al campo, por ejemplo. Como si ahora ya no corrieran los niños. Estoy segura de que esto no es verdad ni en todas las casas ni en todos los casos. Pero por si las moscas, asegúrate de inculcarles la capacidad de saber desconectar, de encontrar momentos para seguir mirando a las personas, leyendo de un papel, escribiendo con un lápiz y jugando con un palo, una pelota, una rama, una hoja o una piedra en un río.

Hoy los niños saben más que nunca sobre reciclar, cuidar el planeta, ayudar a los necesitados. Pueden apoyar causas justas a través de Internet. Pueden colaborar con ONGs y encontrar iniciativas que se ajusten a sus inquietudes para mejorar aspectos de la vida diaria que llamen su atención. La tecnología no es el fin, sino el medio. Así que son nuestros iKids los que deben ir aprendiendo, poco a poco, a usarla bien. En el aprendizaje está la clave y en nuestra compañía, su mejor oportunidad para alcanzar el éxito y ser ciudadanos digitales de pro.


No creo que la tecnología haga por sí sola que la infancia y adolescencia de nuestros hijos sean peores (o mejores) que las nuestras. Somos los adultos los que tenemos que intentar que el periodo de crecimiento de nuestros iKids conviva con los tiempos digitales, incorporando esta realidad al resto de la educación que les damos.

Besos,

M.

PD: Está claro que la tecnología ha modificado también cómo aprenden nuestros hijos, cómo leen, cómo estudian, cómo se divierten… Pero si hago más largo el post me echáis del blog 😉 Dejo estos otros temas para otros días.

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