María, 4 de noviembre, 2016

Padres, hijos, juguetes y aprender a programar #learntocode #codeapillar #ePaternidad

eadultsSeguramente –como me pasa a mí- no tenéis mucha idea de programación. Cuando éramos pequeños, como mucho, había clases de Informática en vuestro colegio y nos hablaron de códigos binarios y comandos. Y ya de adultos, salvo que haya habido formación específica, lo más a lo que llegamos es a que tiene que ver con la parte «de atrás» de lo que usamos cada día. Poco más.

Nuestros iKids, sin embargo, nacen y se ven inmersos en el mundo digital, el de la conexión global, inmediata e hiperbólica, vía dispositivos varios. Por eso, porque todos los iKids del mundo desarrollado saben antes de los 15 qué es Internet, qué es wi-fi o qué son MB y qué es Minecraft y cómo ocultar apps o archivos, la corriente que defiende la importancia de que aprendan sobre el mundo que hay detrás de la pantalla es cada vez más pujante.

Ese conocer la parte de detrás puede consistir en formación sobre cíberseguridad, en conocimiento sobre manejo de datos personales, en gestión de la privacidad… y en aprender a programar. Aprender a entender el lenguaje de este mundo conectado.

¿Qué sabemos sobre programación las familias españolas?

Así que seguramente oís hablar de programación con frecuencia. Quizá hay extraescolares en el cole de vuestros hijos o habéis buscado academias a las que llevarles para que aprendan código. Quizá no. Quizá pasáis. Vale. Ya he hablado alguna vez sobre el papel que creo que tenemos los padres a la hora de contribuir a que nuestros hijos adquieran las habilidades necesarias para llevar una vida plena; eso hoy incluye dotarles de habilidades en pensamiento crítico, búsqueda y cribado de información, trabajo en equipo y razonamiento lógico, entre otras cosas. Para que tanta información no los ahogue.

Proyecto Halloween con Scratch de iLast

Proyecto Halloween con Scratch de iLast

Una de las formas de potenciar esas capacidades (no la única) es animar a los iKids a aprender programación. Porque es crear órdenes y programas para obtener un resultado. Es conocer un problema para buscar soluciones. Es una forma de crear contenidos en lugar de sólo consumirlos. Es una manera de potenciar una relación con la tecnología que esté basada en la posibilidad de cambio y no sólo en la recepción de los cambios que otros generen. Este #learntocode mejora su capacidad de atención y creatividad, por ejemplo. Recientemente, la compañía Fisher-Price ha llevado a cabo un estudio internacional en seis países (Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Italia y España) con 6.000 padres y con el fin de obtener una visión general acerca de cómo entienden las familias este mundo de la programación y la brecha que con frecuencia se produce a la hora de hablar sobre tecnología entre distintas generaciones.

Conclusiones interesantes:

  • Los niños españoles están entre los más avanzados en conocimientos de informática y programación respecto al resto de países participantes.
  • Un 43% de los padres ha oído hablar a sus hijos de edad preescolar en alguna ocasión sobre programación.
  • Un 93% de padres se siente confuso respecto al concepto real de programación.
  • 1 de cada 2 padres declara no saber suficiente de programación y matemáticas, lo que les impide (o les dificulta) ayudar a sus hijos con dichas materias.
  • Los padres se sienten sobrepasados: un 45,9% piensa que la brecha tecnológica les impide mantenerse al día de los conocimientos que sus hijos aprenden en la escuela.
  • Los padres españoles son los más predispuestos a la hora de pedir a sus hijos que les expliquen algo que han aprendido con el ordenador (un 61%), mientras que en Francia, tan solo un 26% de los padres acude a sus hijos.
  • Los padres españoles son los más positivos ante la idea de que sus hijos aprendan programación a una edad temprana (un 93%). Les siguen Italia y Reino Unido, con un 91% y 78% respectivamente.
  • En España, el 85% de los padres piensa que la programación aporta a los niños habilidades útiles de cara a un futuro, mientras que el 87% piensa que además les ayudará a encontrar trabajo.
  • El 81% afirma que ayuda a desarrollar la creatividad, mientras que el 62% piensa que ayudará a sus hijos a pensar de forma lógica e independiente.

El interés por acelerar el aprendizaje de la programación es consecuencia del impulso que han recibido en los últimos años el conjunto de disciplinas conocidas como CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) o STEM por sus siglas en inglés. Se habla de nuevas profesiones y nuevas oportunidades; yo no sé si los genios del futuro serán los que sepan programar, pero lo que está claro es que los iKids se relacionan con la tecnología cada día y si aprenden a crear cosas con ella, en ella, en lugar de sólo consumir sus contenidos de forma pasiva, será mejor. Mejor para ellos. Mejor para todos. Y si empiezan desde pequeños, como si fuera un juego y no una obligación, también mejor.

Da igual que tú no sepas de esto. Mis padres no sabían inglés pero se ocuparon de que yo lo aprendiera. Sólo hay que interesarse y compartir con los iKids el interés (si lo tienen o si tú quieres que lo fomenten).

Un juguete para aprender a programar (o a pensar, que en parte es lo mismo)

Si preguntamos a Imma Marín, experta en en educación, comunicación a través del juego y gamificación,  que “los niños aprenden siempre jugando, divirtiéndose y descubriendo cosas de forma activa. Hasta ahora pensábamos que aprendían fundamentalmente de lo que escuchan (repetición, refuerzo). Pero también están la manipulación (manos), la curiosidad como motor de aprendizaje… En este sentido, si hay curiosidad, se planteará un reto y si se consigue ese reto, habrá una emoción directa en el niño. Y los niños aprenden haciendo cosas que les emocionen”.

Además y tal y como explican en Fisher-Price, “siempre se ha relacionado el desarrollo integral de los niños con una serie de habilidades físicas, sociales y cognitivas, pero ahora se ha observado que los consumidores buscan cada vez más productos que desarrollen nuevas habilidades en el niño, como el razonamiento lógico, que hace 10 años ni siquiera se planteaban. Hoy, sin embargo, el razonamiento lógico es una habilidad imprescindible del siglo XXI”.

Fuente: Fisher-Price

Fuente: Fisher-Price

Como respuesta a todo esto, la nueva línea de la compañía juguetera, denominada “Aprendizaje preescolar” y presentada al tiempo que las conclusiones del estudio sobre conocimiento de programación, refuerza en el niño habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad, la capacidad de resolución de problemas y la habilidad de planificación, entre otras. El primer exponente de esta colección es Codi-Oruga, un juguete que fomenta el razonamiento lógico basándose en la secuencia realizada por el propio niño al colocar las piezas. Es algo así como un primer experimento de programación, entendiendo esa programación como colocar piezas para conseguir un resultado, alterar el orden de esas piezas para modificar el resultado y crear un nuevo orden de esas piezas en función del resultado que se quiera obtener. El juguete es un gusano formado por varios módulos de colores; cada módulo incorpora un comando de orden (girar, hacer un tramo recto, dar la vuelta, sonidos…) y en función de cómo coloque el niño esos módulos, la oruga hará un recorrido u otro. Codi-oruga está dirigido a niños de entre 3 y 6 años, costará algo menos de 60 euros, sigue aportando los colores, sonidos y movimientos de un juguete clásico y llegará a España en Navidad (aunque ya se puede encontrar online y en algunas jugueterías).

La tecnología inunda el mundo del juguete y no siempre de forma positiva. Sin embargo, este juguete me gusta porque:

  • codiorugafpNo es pantalla: no se trata de dejar al iKid delante de la tablet o la tele. El niño está jugando con una oruga que se mueve y él/ella puede moverse también.
  • Ayuda a pensar: cuando el niño descubre cómo cambia el camino de la oruga al modificar el orden de las piezas (se enganchan como pendrives, son fáciles de manipular por manos pequeñas), se inicia una capacidad de juego totalmente distinta y nueva cada vez. El niño descubre su poder para cambiar cosas.
  • Mejora con el juego acompañado: el iKid aprende a usarla mejor si un adulto está con él guiándole. Si pones a un niño de 4 años delante de la oruga, tardará en averiguar sus posibilidades. Pero si estás con el iKid para facilitar el inicio del juego, lo entenderá más rápido. Y si ya le ayudas a construir la fila de obstáculos que la oruga debe evitar, te convertirás en el padre o en la madre más popular del barrio 😉
  • No se limita a un solo juego: en la web de producto se puede ir ampliando el repertorio de ideas y retos para dar uso a las posibilidades de los módulos de la oruga. Así que el juego puede ir evolucionando y un mismo juguete sirve para seguir alimentando la curiosidad del niño.

Así que:

  1. No desestimes la opción de profundizar con tu iKid en el mundo de la programación, sea de la forma que sea.
  2. Si tienes hijos, sobrinos o lo-que-sea pequeños, Codi-Oruga es una opción bastante cool a la hora de elegir regalo.
  3. atariSi tienes hijos, no dejes de hablar con ellos sobre cualquier aspecto de la tecnología, aunque pienses que sabes menos. Da igual. Habla. Pregunta. Saca el tema. Recuerda tu Atari o tu primer móvil o aquel juego que te enganchó de joven. También tuviste que aprender de cero…

Bss,

M.

PD. Fisher-Price no me ha pagado ni convencido para escribir este post. Pude asistir a la presentación del estudio sobre conocimiento de programación y del juguete Codi-Oruga y, porque me interesa (y me gusta), lo comparto con vosotros aportando mi opinión. Soy periodista, madre y amante de la tecnología, así que a nadie le extrañará esto, ¿no?

 

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