María, 21 de noviembre, 2016

Sexting, fotos, videos, porno online… ¿Cómo hablar del tema con tus hij@s?

Niñas que, cada vez más pequeñas, se presentan al mundo con poses sugerentes en sus fotos de perfil en apps o redes sociales o chats. Adolescentes que practican el sexting con total normalidad. Chicos pre-adolescentes que consumen pornografía sin apenas saber qué es eso del ‘porno’. Lenguaje soez y tendencia a hacer del otro un objeto, basándonos en su aspecto físico. Relaciones que empiezan y terminan con un mensaje. Envíos de fotografías o videos íntimos sin apenas pensar en las consecuencias. Pasa a los 20 y pasa también, cada vez con más frecuencia y más aún si se tiene móvil propio, a partir de los 11 años. Con sexting, porno y videos y fotos delicados que se comparten sin límite nos encontramos todos los días, en las noticias o en casa o en círculos cercanos. Con ausencia de una conciencia de intimidad también.

playboy-logoAsumámoslo, no es el fin del mundo. Hace 30 años, también con apenas 13 ó 14 años, unos escondían las revistas debajo de la cama y otras se escapaban de casa para darse un último beso con el novio de turno o se subían la falda hasta la cintura al salir. Quizá era menos habitual o quizá los padres (y la sociedad) no se enteraban tan fácilmente como ahora, pero pasaba. Por eso me dicen mis amigos: «María, en serio, yo a los 13 también veía revistas y no me hablaron de nada de esto en casa, no hubo sermón». Fenomenal, pero no es lo mismo ver unas cuantas fotos (estáticas, de chicas estupendas que inspiran un montón y que te cuesta mucho conseguir) que ver decenas de videos de lo más ilustrativos (de lo más i-lus-tra-ti-vos) que no cuesta tanto encontrar. Y no es lo mismo salir a la calle con los labios pintados que tener más fotos de perfil online que años, a cual más sensual.

Hoy, la tecnología ha multiplicado la difusión de todo. De contenidos, de palabras, de conocimiento, de imágenes. Internet hace que sea más fácil acceder a todas esas cosas que a los niños y adolescentes les hace sentirse mayores: videos, fotos, películas, juegos, ropa, lo que sea. El consumo de pornografía o el sexting empiezan cada vez antes y no ayuda que los iKids se conecten por la noche. Hay verdaderos problemas con las chicas y sus «falsas vidas» online o con el adelanto en el inicio en las relaciones sexuales. Y hay verdaderos problemas con los chicos que «cosifican» el sexo y no entienden que no se debe compartir la vida íntima a través de la Red.

El hecho de que los chicos (porque son más ellos) consuman contenidos pornográficos o de que las chicas (porque son más ellas) se sobre-expongan desde el punto de vista físico en sus millones de selfies es un elemento más de la pre-adolescencia y la adolescencia del siglo XXI. Ya no hace falta armarse valor para pedir salir a una chica; puedes enviarle un mensaje por WhastApp o Snapchat. Y ya no hace falta estar siempre estupenda; puedes poner 20 filtros a una foto y estar de lo más resultona. Con todo esto, la charla que debemos tener con nuestros hijos no tiene que ver exclusivamente con lo digital, sino con el sexo, la intimidad y el respeto a las personas y a las relaciones que se tengan. Sí, hay que hablar sobre un uso responsable de Internet y de las apps y de los mensajes, pero eso es uso responsable, no vida tecnológica.

Gustar y ligar online

Cuando los iKids se estrenan en Internet, aún no son usuarios de apps o webs de citas online (aunque hasta que se aprobaron los últimos cambios de Tender, el 7% de los usuarios de esta red eran chicas de entre 13 y 17 años). Pero sí empiezan a crearse una imagen, una marca. Las chicas son especialmente proclives a utilizar las fotos para «contarse» al mundo, y prefieren «contarse» atractivas. Fotos de perfil sugerentes, selfies de morritos (reyes de Instagram), bailes de contoneos imposibles (reyes en Musical.ly). Esta comunicación no verbal y totalmente visual forma parte de su generación y no tiene nada que ver con nuestro aprendizaje, como muestran las conclusiones de Pew Research sobre adolescentes, tecnología y relaciones románticas. Se relacionan con gente que no conocen; se muestran más mayores de lo que son. Expresas sus sentimientos fundamentalmente por escrito y una foto vale, ahora más que nunca, más que mil palabras. Las redes y las apps te acercan a tu pareja pero también fomentan los celos. Y las capturas de pantalla son el peor enemigo del «no pensar dos veces» antes de enviar una foto o un video.

Así que la charla con nuestras hijas tendrá que ser sobre sexo, sobre intimidad, sobre respeto a sí misma, sobre necesidad o no de exponerse, sobre cómo evitar problemas o qué hacer para afrontarlos. Os dejo tablero Pinterest de recursos sobre sexting, muy interesante.

Pornografía

Estudios recientes confirman que el 81% de los niños de entre 13 y 18 años afirma haber visto pornografía de manera habitual, siendo los 11 años la edad media de inicio. Los miles y miles de destinos web que podemos encontrar en Internet con videos y fotos pornográficos crean unas expectativas irreales sobre el sexo y lo despojan de todo componente afectivo. Ejemplo de ello es una de las investigaciones más recientes publicadas en The Journal of Sex Research donde se muestra cómo el consumo de pornografía en los adolescentes está asociado con actitudes sexuales más permisivas, con problemas familiares y con mayores estereotipos de género en las creencias sexuales. También muestran la relación existente entre este consumo con un aumento de la frecuencia en relaciones sexuales casuales y con las conductas agresivas en el ámbito sexual. El perfil prototípico del adolescente consumidor de pornografía como el de un usuario masculino, púberamente más avanzado, propenso a la búsqueda de nuevas sensaciones, abierto a nuevas experiencias, y con una débil o problemática estructura familiar.

En estos últimos días y coincidiendo con el Día Mundial del niño, expertos en salud mental preocupados por el crecimiento de adicción a la pornografía en menores dan una serie de recomendaciones para los padres ante la necesidad de incluir la educación sexual desde el ámbito familiar en edades tempranas, ya que hoy en día la gran mayoría de los jóvenes tienen un acceso ilimitado a este material online y comienzan cada vez antes. Los profesionales que nos dedicamos a la atención de la salud mental y física de las personas vemos de vital importancia la reflexión sobre la pornografía y su influencia en el desarrollo de la sexualidad de los jóvenes. Si el proceso de la adolescencia no se desarrolla bien y el cerebro no termina de madurar, la cuerda floja puede romperse y facilitar el desarrollo una adicción, entre ellas, la pornografía. Es un periodo extremadamente delicado para su desarrollo, donde carecen de una madurez o capacidad crítica suficiente para distinguir lo pornográfico de una relación sexual real”, explican los psicólogos María Contreras y Alejandro Villena.

La charla. Esa charla.

Con todo esto sobre la mesa, señores y señoras, la charla que tenemos que tener con los iKids no se limita a hablar sobre el uso responsable del móvil o sobre la no credibilidad de todo lo que uno ve en la Red o sobre los videos inadecuados en páginas web. La charla que tenemos que tener con los iKids es la que tiene que ver con el sexo. Nos cuesta. Mucho. Pero hay que tenerla. Poco a poco, de acuerdo a la edad y a la curiosidad de tu iKid. Hay que hablar sobre el cuerpo, las emociones, la afectividad o el placer. Sobre qué es sexualidad sana. Sobre intimidad y privacidad. Sobre qué es una relación sexual. Sobre respeto. Sobre sexo seguro.

Sí, lo sé. Esto podría entrar dentro del paraguas de sobreprotección con el que nos etiquetan a los padres de hoy (porque o nos pasamos o no llegamos, el caso es criticar la labor de los padres…). Es verdad que disponemos de tanta información sobre el desarrollo de, en este caso, el cerebro adolescente, que quizá intervenimos demasiado. Pero también es verdad que cada día se producen problemas que tienen que ver con que:

  • nuestros hijos no piensan antes de publicar una foto
  • nuestros hijos se sobre-exponen físicamente en Internet
  • nuestros hijos se relacionan con desconocidos que les piden fotos o videos
  • nuestros hijos no entienden las consecuencias de compartir una foto
  • nuestros hijos se vengan de un desamor re-compartiendo una foto o un video
  • nuestros hijos hacen una barbaridad que tiene que ver con el sexo, lo graban y lo comparten
  • nuestros hijos conocen el sexo (en 3D) a través de una pantalla y asumen determinadas conductas como normales

En fin. Tú decides. No es que haga falta echar hoy mismo el gran sermón del sexo, pero así, poquito a poco, quizá sí. Que sepan que siempre estamos ahí, incluso cuando su novi@ les deja por móvil 😉

Bss,

M.

PD. Comparto con vosotros una serie de herramientas que pueden facilitar el diálogo con tu iKid cuando se haya topado con sexo en Internet y te pregunte (o le pilles). Son de María Contreras, psicóloga y sexóloga y de Alejandro Villena, psicólogo de la Consulta Dr. Carlos Chiclana. Y sirven también para hablar con las niñas en cuanto a percepción física de sí misma, sensualidad, atracción y vida sexual saludable.

  1. Deja tus miedos a un lado y estate disponible para escucharle si necesita hablar.
  2. Ayúdale a preguntarse qué hay debajo de esos comportamientos, pon el foco en el motivo que le lleva a buscar estos contenidos: curiosidad, tensión, ansiedad, aburrimiento, ganas de saber, necesidad de incluirse en el grupo de amigos, enfado… así podréis buscar conjuntamente lo que necesita para satisfacer ese motivo con una conducta sana y que le enriquezca.
  3. Intenta no juzgarle, comprender cómo se siente y dar por válidos sus sentimientos.  Equivocarse está permitido y mejorar y buscar nuevos modos de hacer también. Procura que no se sienta inferior, sino querido y valorado.
  4. Dale argumentos positivos para utilizar otros caminos alternativos a la pornografía, tanto para conocer aspectos de la sexualidad (libros sanos, conversaciones contigo o con un experto, etc.) como para regular esas emociones que le facilitan el consumo.
  5. Háblale de tu experiencia personal o de ejemplos de otras personas que han pasado por momentos parecidos. Acuérdate de lo que vivías a su edad y desde ahí, ayúdale.
  6. Muéstrale que lo que te está contando es algo que puede ocurrir. Trata de responder con mesura, sin entrar en pánico con asombro, miedo o asco.
  7. Intenta conectar con las emociones que está mostrando en ese momento: curiosidad, preocupación, desafío, miedo…Pregúntale qué piensa y qué siente.
  8. Respóndele siempre. Si no sabes cómo contestar, infórmate o pregunta a alguien que sepa más que tú., dile que no lo sabes, que lo vas a estudiar y que se lo dirás.

Según Brad Wilcox y Jerrick Robbins, autores de «Cómo abrazar a un erizo. 12 claves para conectar de forma positiva con los adolescentes»:

  • los niños y adolescentes desean tener información sobre la sexualidad y lo que significa hacerse mayor, pero no quieren admitir que no saben tanto como ellos desearían. Hablar de sexo con los hijos puede ser embarazoso, pero es importante.
  • las conversaciones personales favorecen la relación padres/hijos y permiten instruirles de un modo sensible y efectivo. El silencio, la ignorancia, la comunicación abierta a menudo conducen a elecciones erróneas por parte de los adolescentes.

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